"La memoria es un espacio que no tiene tiempo, por eso es que soñamos con cuestiones del pasado que no pueden suceder." Nanya Pulido



LA NOCHE ETERNA

Ella solo es polvo. Se sienta en la cama, enciende la pantalla, sueña despierta. Todo es un reloj que hace tic-tac. Escribe, por escribir. Esta cuarentena la ha consumido. Canal Trece muestra un programa llamado Fractal, van relatando lo que ha sido el Covid-19 desde un principio hasta lo actual. Eso la choca, la confronta, se siente en medio de un apocalipsis. Esta activa, no duerme y todo la ha cambiado, ya no le gusta la pasividad, ni la reflexión como antes, ahora solo quiere moverse por todo el apto. Decide crear en la mañana algo delicioso -mm... unas buenas arepas- piensa. Se quema y las ampollas llenan parte de su brazo, no le importa, ni siente dolor. Come, prepara con que vestirse, solo quiere moverse, 1,2,3 estiramiento... 4,5,6 danza... se acaba el tiempo, hora de la famosa clase virtual, se sienta sin esperar nada, pero deseando darlo todo. Opina y habla como nunca -¿Esa eres tú querida? ¿Tanto te ha cambiado este encierro?- siente que se mueve como pez en el agua. Las reflexiones de varios escritores en un Meet es como alimentarse de magia pura, pero nada es eterno, termina la clase. Levita en el sofá, no se conecta, no siente -¿Ahora que?- descansa, ve todo tipo de publicaciones en Facebook e Instagram. El intelecto le quema 1 neurona por segundo y sus ganas de devorar las deliciosas arepas dan su cometido -Y con chocolate deli- come desaforadamente y quisiera que esos redondos seres que llenan su estomago no se volvieran polvo, pero se deshacen. Ve tele, llena de pocos programas que realmente tienen sentido. Se arropa, le duelen las costillas, ya esta acostumbrada. La música alimentada de imágenes de paisajes la inspira, por fin contara lo que vive, desde que no pudo volver a escribir. 

La poesía la atrapa en medio de esta noche mortesina, donde nadie sabe si saldrá vivo, donde puede ser que el vecino este agonizando y no escuche su voz, donde solo ve perros que sacan a sus dueños a pasear, donde las ambulancias pasan a cada rato -ahí va otra victima de este enemigo que no es más que un minúsculo ser con chupas que absorbe un cuerpo- jóvenes ríen sin miedo a la muerte y la música suena en medio del silencio.

En los pies del otro

Las camillas se llenan,
unos reviven otros ven la luz.

Todos en sus casas
pestañeando en la oscuridad,
pantallas prendidas,
luces apagadas,
interminable espera...

¿Pero que esperamos?

Salimos los días que se puede
como presos con una cadena llamada miedo,
miramos por nuestras rejas de vidrio
al otro que nos mira con curiosidad,
no lo conocemos, es nuestro vecino,
ese ser que nos mira de frente.

Los tapabocas son una excusa para 
mirar al otro a los ojos,
su color, su pupila, sus sentimientos.

La economía solo es un milagro
para los de alta alcurnia,
los otros esperan que de algo 
el que lo tiene todo
¡Qué desigualdad!

Las palomas nos miran
desafiantes,
porque las acostumbramos
a depender.

Todos somos robots,
controlados por un Estado
que se perfuma con cifras.

Todo tiene su final, como diría Héctor Lavoe.


Autora: Nanya Pulido - Protegido bajo derechos de autor




"La vida es un pañuelo, te encuentras los mismos diseños en diferentes modelos" Nanya Pulido, escritora y docente

  El encuentro Sentada contempla su gen, ojos de agua, rizos de historias, risas de dolor. Él la mira curioso, como un astronauta mira una e...